
Un océano para lavar las manos
curaduría por Marcelo Campos y Filipe Graciano
Cipriano
La “oralitura” de la obra de este artista conecta dos o más planos de realidad, entre la infinidad de lo inmaterial y la sencillez de lo existente. Su trazo es su firma, la tensión única y exclusiva de su mano de pintor-escritor; visible y sensible en todo lo que dibuja. La voz de la obra se manifiesta en los cantos y melodías, muchas de ellas transcritas en los tintes de sus lienzos.
Sus obras saludan y celebran sus orígenes – las de aquí en Petrópolis y las del otro lado del Océano Atlántico. Descolonizando la mente y promoviendo el arte afrodescendiente, escribiendo historias que revisitan a los ancestros a través de la creación artística de lo invisible en lo visible.
Sus trabajos fueron elaboradas con pigmento en polvo negro, cal, carboncillo y pemba*, cargadas de simbolismo de los espacios de religiosidad (terreiros).
Son cartas y encantamientos, ofrendas y alegorías lo que presenciamos en las instalaciones pintorescas del artista. Presentando saberes y conocimientos ancestrales que lo formaron como ser vivo en movimiento, el artista ocupa y afecta
el espacio, promoviendo territorios sensibles a la presencia negra.

